Caos en el orden; una mente que naufraga…
Decía el principito, oh, la belleza de los atardeceres. ¿Cuántos pudo haber observado? ¿Prestamos atención a cada momento, e instante y lo atesoramos como el último?
Me encuentro a unos días de publicar Memorias, eso me tiene bastante motivado. A nivel general, ya se empieza a sentir la presión de la fecha del catorce de febrero. Me parece un poco risible el nivel de atención mediática que se le presta a esta fecha. La verdad, un sentimiento o relación no debería vincularse a una fecha o un regalo. Una relación es más que eso, pero el consumismo nos envuelve.
De qué sirve, entonces, una fecha si no atesoramos el momento como si fuera el último. A ratos creo que somos lo que viene, con el viento que se va y se lleva nuestra esencia. Somos el caos ordenado de la mente que naufraga buscando recordar los detalles que encierran el momento que comparte; la celebración no es importante, pues expresar el cariño con acciones debería ser el ideal.
Cada vez que observo un atardecer me detengo por unos segundos…creo que el principito le gustaría saber que presto atención a esos pequeños detalles…