La Muralla (O cómo naufragué hasta Manarola…)
1983…Fluye el pensamiento del momento en una idea que se pierde en el más allá de los deseos. Cuando dejaís ir el instante, el tiempo y el viento batallan contra si mismos en una pelea sin igual que irrumpe contra las paredes naturales de tu ser. Pobre muralla de lo indestructible, queriendo proteger el reino de lo desconocido para aquellos que somos forajidos en esa tierra.
Detrás de esa muralla, una mujer, delgada, alta, con el otoño en sus cabellos rojizos cedrosos, me espera o eso me digo yo, quijotesco aventurero justo antes de zarpar; desespera ante su carácter; lo incontrolable de su ser. ¿Qué tan fácil se transmite el destino de un aventurero a través del aroma de lo que se rehúsa a escapar a sus mejillas cubiertas con la brisa marina con aroma a sal! Uy! ese aroma a excusa; y digo eso porque debo inventarle tratados y acuerdos fronterizos para romper el frió que nos separa y acercarme hasta sus labios; que se derrita la nieve del norte de sus cabellos durante inviernos bisiestos…
Detrás de ese muro, una mujer desnuda su alma y comanda centenares de escuadrones y soldados hechos momentos; dispuestos a proteger lo que parece ser una muralla infranqueable de su tacto, al ritmo del viento… cede un poquito, las piedras caen al abismo y se hunden con los miedos, la tierra tiembla, el mar golpea…
La lugarteniente de ese pedacito de la Italia de los 80’s; niña de ojos dulces, oculta tras la decisiva mirada que compone cada peldaño, guerrera terracota, desnuda su granito por segundos al instante de un muro que tambalea. Oh, ¡cuán interesante te vuelves cuando rompes el esquema de lo que representas!…
Al final de las largas noches de mayo, donde acompaño al viento que se escapa y rompe contra tu piel, busco aterrizar mar adentro, en la costa del silencio, un lamento se detiene, un respiro al rozar de tu rocosa piel; y tú, titan gigante, tambaleas ante la erosión de la persistencia de la marea, que no se cansa.
Dejadle colapsar contra ti; mujer hecha abismo natural…haznos naufragar y sentir el peligro de estar vivo, rumbo a Manarola…
