La noche (o como en silencio nos vamos acercando)

La noche (o como en silencio nos vamos acercando)

Hace algunas semanas no escribo por estos rumbos. He extrañado la falta de tiempo que no me ha permitido hacerlo pero hoy he logrado escaparme para escribir mis pensamientos.

Durante muchas páginas, como escritor, he descrito el momento en que dos personas se conocen. Distintas historias han nacido pero siempre queda la duda: ¿Existe alguna forma más sincera de conocer a esa otra persona? Mis personajes, ansiosos de acabar al mundo con su naiveté, se han conocido en la universidad, en el trabajo, en un aeropuerto, a las afueras de un pequeño pueblo de San Ramón; entre muchos lugares. Lo que mis personajes no han hecho sin embargo, ha sido conocerse antes de entrar en esos ciclos.

Pensaba que conocerse implicaba tomar la magia de lo innovador; lo viejo ya no estaría ahí porque se volvió conocido. ¿Cómo hacer que quieran aquello que les es familiar?¿Que se vean sorprendidos? Y durante muchos años, evité ahondar en el tema por practicidad literaria. En las últimas semanas he empezado a trabajar en una nueva historia; muy interesante para mi estilo. Dos personas un día coinciden en tiempo, forma y lugar. Algo cambia, el qué, el cómo… El fuego nace de un choque constante de dos cuerpos; oh la fricción.

Estos dos personajes, en cuya vida siempre han sido underdogs, se ven liderando una historia.  Durante este proceso creativo me he dado cuenta que el tema no es el hecho que ya se hubiesen conocido. Es que por el contrario, no lo habían hecho. Nuestra naturaleza nos hace que pocas personas vean más allá de las murallas que protegen nuestras almas de la lluvia, como un castillo en Escocia, nos vemos resguardados por esas tácticas. Al final, lo viejo se vuelve novedoso pues bajamos nuestras defensas, la percepción cambia y nos conocen, con nuestros defectos imperfectos.

Estos defectos son los que hacen que nuestros momentos sean más memorables. Recordamos el frío, el ser ingenuamente felices, el recostar de sus cabellos sobre nuestro pecho y el como el maquillaje oculta levemente una nariz sinceramente distinta, o sus labios son rojo agrietado por el frío, cuando antes eran rosa humectados. El cómo en su caso, sus brazos no son los de un forajido corpulento, sino los de un hombre promedio en sus cuarentas. Recordamos que el sueño no importa, como sus ojeras lo reflejan, el miedo a sus manos toscas se evapora como la lluvia en una mañana de Junio; y la compañía de su silencio te brinda las alegrías que en un momento brindaba Diciembre. Se acercan como la gravedad que atrae dos galaxias en choque inminente. En ese momento las imperfecciones se vuelven esenciales en la historia. He ahí lo nuevo e innovador que hace la diferencia cuando nos contamos estas historias: no siempre prestamos atención a los detalles la primera vez

Kabisuwa

Stevens es INTJ, artista costarricense. Productor y Director audiovisual.