Diez reglas de la vida… Sentir la brisa
Hace un rato que no escribo por aquí. Escribir sobre estas reglas ha sido una forma de no inventar tanta ficción en mis entradas y mantener el blog activo pero creo que no he sido muy bueno en esto último. La línea delgada entre lo que es fantasía y lo que es realidad es muy delgada para aquellos que me conocen, saben que disfruto inventar historias, y adentrarme en personajes en este blog para poder luego continuar fuera de él entre las páginas de borradores en desarrollo que muchas veces no llegan a nada. No digo que no hayan cosas ciertas, por supuesto que todo lo que escribimos tiene algo de cierto. A veces escribimos páginas de páginas de fantasía para poder esconder un tantito de verdad en una o dos líneas.
Sinceramente he estado escribiendo bastante. Comenzó como una broma de una chica con sonrisa de huracán; un reto a escribir algo fuera de mi zona de confort. A darle un final feliz. Con el tiempo, pasó a ser personal. La sonrisa de la chica y sus anhelos se impregnaron en el papel como el aroma de su perfume en mi bufanda, guardada en mi armario con un nudo que no quise desatar. Si lo inhalo fuertemente, todavía puedo sentirla, un poquito cerca, y busco continuar la historia dándonos un mejor final.
En algún momento de mi vida, tal vez hace cinco o seis años atrás, habría reprochado el silencio del caos de su vida, que pintaba mis mañanas como yo coloreaba los cerezos del jardín de mi tiempo al poco tiempo de conocerla y de un momento a otro, simplemente se detuvo sin entender. En algún momento la habría presionado con mis inseguridades cuestionando qué hice mal, qué no hice, o qué le habrían dicho . Habría intentado forzar las cosas alejándola aún más, diciéndole lo obvio que ya ella sabía y no necesitaba escuchar. Ahora entiendo que lo único que uno necesita escuchar es un “…Yo entiendo, Je comprends, I do understand, Mi komprenas…” y un “estaré aquí, si deseas compañía…”
Los golpes de la vida me han hecho entender que el tiempo es la mejor respuesta a todo. A veces uno necesita un espacio para solucionar cosas que a mediano o largo plazo pueden sabotearnos. A veces nosotros nos saboteamos, o dudamos por el pasado y los detonantes. Entonces no es que no se quiera a la persona, sino simplemente buscamos no hacer daño y cuando nuestras heridas se lamen y curan, duele menos acercarse e intentar otra vez. Y un hola, tal vez, se convierte en algo más, algo para lo que ambas personas puedan estar listos en un punto.
A veces camino por las noches sintiendo la brisa sin cuestionarme el por qué está más fría o cálida que la noche anterior. A veces la brisa me habla un poquito y me muerde cual piraña alada arrancando mis congelados dedos en la noche. A veces la brisa se detiene, y a veces me sonríe. A veces se siente diferente y no la entiendo, A veces yo soy la brisa, frío por las noches, o indiferente aun si no lo noto…Tal vez lo más importante es entender que a veces pasamos tanto cuestionando lo que sucede del otro lado o pueda pasar, y lo importante es simplemente es abrazar el momento, la lección, la pausa, la brisa, y dejar que el tiempo y la gravedad haga lo demás.
A veces no es necesario entender, ni buscar una explicación a algo que el tiempo soluciona por nosotros. Como decía Exupery, las personas a veces somos complicadas y buscamos respuestas, cuando a veces un mero abrazo es lo único que se necesita para seguir. Ya no soy de los que busca respuestas, soy de los que abraza a la brisa por si aparece, y deja que la vida haga lo demás…